Lo central: Una recomendación de El trabajo del sueño de Mary Oliver
León y Benita Llach
Hay un lugar, es un libro o un lugar, donde las cosas se despliegan sencillas, cosa por cosa: un ganso, dos gansos, los gansos salvajes. Dos o tres cosas que yo sé de ella. El dolor, el rocío. Hay un libro con hojas blancas, color crema, tanto espacio en blanco, parece un sol fuerte, un sol que aniquila los ojos y hace que nazca una mirada pura y valiente. Una mirada hecha de cristales rotos. Cristales fríos, frescos, vacíos, rotos.
La relación entre cada palabra parece sencilla -gracias al espacio en blanco- por poder dejarnos respirar entre cada palabra y sentir que sigue algo acorde y más acorde y más acorde, un acorde musical, un sonido nítido, un sonido del campo y de la ciudad escondida.
El trabajo del sueño de Mary Oliver toca el gran misterio, nos hace sentir brotes intrigantes, a veces con miedo y vida, en cada palabra:
el cielo se pudre y brilla. Con versos puntiagudos que confunden al sujeto y al mundo, la tragedia universal es la más íntima (o esa, la más íntima).
Porque en los sueños que una casa tiemble significa que una casa tiembla y mil cosas más.
El trabajo del sueño: este libro pone la actitud de sinceridad, los sueños abiertos, a disposición en la sobriedad del papel, es hora de encararlos con flexión, frontalidad y melancolía, el lenguaje adecuado, avanzando enroscados en los cortes de verso como las ramas espinosas.
El trabajo es un sueño y el sueño en las pestañas, en la mochila, acompañados por una sensación que nos hunde profundo en el cielo más profundo. No olvidemos lo más perdido, lo que pierde y se pierde es lo más importante: “cada mañana/el mundo/vuelve a crearse./Bajo los rayos/naranjas del sol”.
Qué libro tan ideal. La tapa es de un color que no existe. Un color rosa que no existe. Es un rosa pequeño como el mundo. Caleta Olivia, la editorial de los copos de nieve, imprime una risa dulzona, opaca, “y ustedes saben/lo que una sonrisa significa/¿no?”.
Empezamos el año en Chasco Libros recomendando cuentos sobre amistades y ciudades, y reflexiones sobre el sonido del lenguaje. Terminamos volviendo a lo central. El impulso de lo poético en la madrugada, el trabajo de cada mañana. “Sos la oscura canción/de la mañana/serio y lento/te afeitás, te vestís/bajás las escaleras/con tu ropa de trabajo /y te vas, te convertís / en el sabio y poderoso/ que hace posible cada día/ en este mundo”.
Pueden conseguirlo en este link, en la tienda web de Chasco Libros.